viernes, 22 de junio de 2018

La Leyenda del sombrero de Panamá

paranormalDesde 1630 los sombreros ecuatorianos han cubierto las cabezas de muchos famosos incluyendo a Napoleón, Winston Churchill, Nikita Krustchev, Harry Truman, Paul
Newman, Anthony Hopkins, y otros… En 1906 Theodore Roosevelt usó uno de estos sombreros mientras visitaba la construcción del canal de Panamá. Su fotografía viajó alrededor del mundo y esta obra maestra se convirtió en "Elsombrero de Panamá". Las cooperativas de artesanos que hacen estos sombreros se toman
entre una semana y seis meses para elaborar unso mbrero dependiendo del espesor seleccionado, utilizando sólo las más finas fibras de paja "toquilla".
El sombrero de Panamá tiene varios nombres. Fue llamado jipijapa, a partir del nombre de una ciudad pequeña de la provincia de Manabí que se suponía era su origen tradicional, o Montecristi, un nombre que todavía se encuentra entre los especialistas de los panamás de calidad. El jipijapa o el Montecristi también se ha llamado toquilla, un nombre derivado del nombre de los sombreros que los españoles usaron en la conquista.
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miércoles, 23 de mayo de 2018

El Penacho de Atahualpa



Dice la leyenda que una vez que murió el último de los Shyri, (así es como se nombraba a los Jefes indígenas que gobernaban Quito), los moradores elevaron al trono a la hija de éste, cuyo nombre era Pacha.





Posteriormente, el conquistador Huayna Cápac, acudió para reunirse con la soberana en son de paz. Pacha escuchó atentamente las palabras del extranjero.


Por su parte, el hombre quedó enamorado perdidamente de la joven princesa. Al poco tiempo ambos se casaron y comenzaron a vivir en el palacio real. En ese lugar fue donde nació el príncipe de nombre Atahualpa.


Atahualpa obedecía todas y cada una de las reglas que le imponía su padre. Una bella tarde, el chico paseaba por las cercanías del palacio cuando de momento vio a una hermosa guacamaya de llamativos colores.


Inmediatamente sacó su arco y flecha y mató al ave de un certero tiro. Feliz por lo que había hecho, corrió enseñarle a su madre a la guacamaya muerta. La reina se molestó mucho y le recordó:


– A los únicos que nos está permitido matar es a los enemigos, pues ellos cuentan con armas para defenderse de nuestros ataques. Sin embargo, las aves sólo están en este mundo con el propósito de adornarlo con sus bellos plumajes.


Luego de decir esas palabras, Pacha tomó una de las plumas del ave muerta y la agregó al penacho de su hijo, como un recordatorio de que no se debe matar a ninguna criatura sólo por placer.

Hola a todos les comparto un vídeo que he realizado de «Despacito» en Sing! by Smule. No te la pierdas

 http://www.smule.com/p/1016328445_2237408612

https://www.smule.com/lisbethcristina5

El Cristo de los Andes

Manuel Chili, un muchacho de origen indígena tenía la capacidad de ir de un lado a otro dentro del templo de La Compañía. Esa agilidad tenía sorprendida a los sacerdotes, quienes eran los encargados del templo.

El Cristo de los Andes
Con el correr de los años, el joven se transformó en un magnífico artista. Tanto así que los jesuitas pidieron hacerse cargo de él (tanto de su alimentación, como de su educación).

El talento del chico era algo que se podía ver a kilómetros de distancia. Por ello, uno de los frailes le pagó un curso de pintura y escultura, para que finalmente emergiera todo su potencial que aún permanecía oculto.

De esa manera fue como surgió el magnífico Caspicara, un brillantísimo artista, quien pasaba más de la mitad del día balanceándose en andamios. Se dice que esa actividad fue la que poco a poco desencadenó en él pavor a las alturas.

Su miedo era tan profundo que a veces mantenía sus ojos cerrados por largos periodos hasta que lograba calmarse y así poder continuar con su trabajo. Sin embargo, si por alguna razón el capellán de la iglesia lo llegaba a ver de ese modo, de inmediato lo reprendía, pues pensaba que Manuel estaba descansando en vez de ponerse a trabajar.

Pese a eso, el prestigio del artista indígena se esparció por varios lugares de Sudamérica, llegando incluso a los países vecinos. Es decir, a Venezuela y Colombia.

Las obras que se conservan de él en la actualidad, no tienen un precio establecido, pues se trata de piezas únicas de incalculable valor. Lo malo de esta historia es que como casi todos los artistas famosos de épocas antiguas, el pobre Manuel murió prácticamente abandonado en un hospicio.

El Perro Encadenado



El perro encadenado es una especie de bestia que de acuerdo con las mujeres que solían ir a la iglesia en el siglo XIX, representaba el retorno de Lucifer a la Tierra.
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Tal aseveración se debía al hecho de que de acuerdo con las crónicas que se tenían, se trataba de un can que tenía un par de cuernos y sus ojos eran tan brillantes que parecían un par de carbones ardiendo.


También se decía que Dios había permitido que el perro rondará por las calles de Cuenca, con el fin de recordarles a los sacerdotes que debían continuar con su labor de evangelización y que no solamente se dedicaran a comer y beber como hasta entonces.


Una cuestión que no hemos mencionado es que esta bestia arrastraba una pesadísima cadena por todas las calles por donde se movía. Lógicamente el ruido de aquel metal rozando con la tierra era tan horrendo que, de sólo escucharlo, la gente quedaba horrorizada.


Otra manera en la que el can asustaba a los lugareños era dando aullidos durante las noches de luna llena. Inclusive había veces en las que sus gruñidos se mezclaban con el sonido de la lechuza, provocando que el ambiente se volviera aún más tétrico.


Esos ruidos eran interpretados por los indígenas como “señales del más allá” que indicaban un mal augurio. Dicho de otra manera, cada vez que se escuchaba al perro y al búho al unísono, ellos sabían que un integrante de su tribu iba a morir.


En México se adoptó un dicho similar que reza así:


“Cuando el tecolote canta, el indio muere”.

La Mano Negra



Esta leyenda ecuatoriana nos narra la historia de un niño de nombre Toribio, quien nació sin su mano derecha. De inmediato sus padres al darse cuenta de esto, le rezaron una novena a la Virgen del Soto, para que intercediera por ellos y les hiciera el milagro de que su pequeño recobrara dicha extremidad.



El niño de la mano negra
Los años pasaron y el pequeño Toribio en vez de sentirse mal por su problema, era uno de los niños más queridos de la región, puesto que siempre estaba dispuesto a ayudar a los mendigos y a los desamparados que pasaran cerca de su domicilio.




Un día llegó hasta su casa, una viejecita acompañada de un niño pequeño. Ella le pidió un plato de comida. Toribio no solamente les entregó los alimentos que le había solicitado, sino que también les dio una bolsa llena de frutas para el camino.




La anciana al percatarse de ese gesto de generosidad, le dijo que, al día siguiente, ella le daría un obsequio. Por la mañana, los padres de Toribio despertaron sobresaltados debido a los gritos de éste.




No eran alaridos de terror ni nada por el estilo, sino de algarabía. Emocionadísimo el pequeño les mostró que ya tenía su mano derecha (sólo que esta era de color negro).




Por otro lado, se cuenta que cuando Toribio se hizo adulto, enfrentó en más de una ocasión a los piratas que pasaron por Ecuador. Luego su cuerpo fue sepultado y años después exhumado, dado que aquellos terrenos en donde descansaban sus restos, serían usados para otro propósito.




Sin embargo, hay gente que aún afirma que, dentro del féretro, solamente había dos elementos: polvo de huesos y la mano negra en perfecto estado.

El Ataúd Ambulante



Durante la noche en la zona en donde se forma el gran Guayas, se puede ver un féretro de madera flotando con la tapa entreabierta. Sobre ésta hay una vela de gran tamaño que sirve para iluminar a los dos cuerpos que reposan en el ataúd.
El ataúd ambulante

Se trata de una madre y su pequeño hijo. Ella en vida respondía al nombre de Mina, en tanto que el pequeño no alcanzó a ser bautizado.


La mujer se enamoró perdidamente de un soldado español, con quien contrajo nupcias en el más profundo secretismo. Por su parte, el padre de la dama al enterarse de esa noticia, se enfadó muchísimo, pues para él los españoles habían traído la desgracia a su país.


Lleno de una profunda rabia lanzó un maleficio en contra de su hija, no sólo por haberse casado con un “enemigo”, sino también por dejar su religión y convertirse en católica.


La maldición lleva el nombre de “Chauma” y básicamente el conjuro consiste en no dejar que el alma de su hija ni de su nieto descansen.

La Leyenda del sombrero de Panamá

Desde 1630 los sombreros ecuatorianos han cubierto las cabezas de muchos famosos incluyendo a Napoleón, Winston Churchill, Nikita Krustchev...